La puerta

Hay una puerta púrpura en una pared azul.  Ese es mi escape.

Huiré tan cobardemente como pueda de la realidad que me ha hartado.  Voy a esquivar la derrota con un atajo sucio, que si bien no me llevará a ningún sitio, mucho me conviene.  Voy a facilitarme la existencia un par de horas que dilataré lo mas que pueda.  Cuando mi mano toque la cerradura y me sienta titubear me sacaré un “que se joda” de lo más profundo del diafragma para que abarque todas las dimensiones.

Regresaré en algún momento, sin duda. Espero que para entonces no me fregues tanto como ahora.

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